La Vestale, la historia detrás

Nuestro primer día en nuestro obrador, Espai Egg | 2 de Julio 2020

Con la llegada de mayo, entramos al tercer año de vida de este proyecto y de algo estamos seguros, hemos ido creciendo y aprendiendo con él mucho más de lo que imaginamos. Mirando esta foto de nuestro primer día en el obrador de Espai Egg, casi no nos reconozco. 

Muchas veces el hecho de ser emprendedora, significa no tener tiempo de reflexionar o parar para mirarme en el espejo y ver que la semilla que había plantado hace dos años ha ido creciendo. 

Falta mucho todavía y seguramente hay muchos cambios y decisiones que hay que tomar, pero como una semilla poco a poco va creciendo para volverse una hermosa planta, nosotros estamos haciendo lo mismo. 

No hemos tenido un crecimiento rápido como estuvimos esperando, pero igualmente nos estamos haciendo un camino y las personas que han probado nuestros productos se dan cuenta del amor que le ponemos y del esfuerzo que esto requiere. Esto ya es de por sí un regalo y una gran victoria. 

La Vestale ha nacido como homenaje a las abuelas, a las mujeres que actúan detrás del escenario para mantener vivas las tradiciones y sanar a través de su comida. Ha sido para mi una manera para superar la perdida de mi abuela, de la cual he heredado el amor por la cocina y este don de juntar las personas alrededor de una mesa y hacerlos sentir en casa. 

De esto viene nuestro nombre, de la pura diosa Vesta, también conocida como Hestia en Grecia, que era la diosa del fuego y la chimenea familiar. Para comprender la importancia de Vesta primero hay que entender cuán importante era la chimenea familiar para los romanos. En esta parte de la casa no sólo se cocinaban los alimentos sino que también era el altar familiar donde la cabeza de la familia ofrecía sus oraciones y sacrificios. 

De este concepto, del focolar familiar, vienen nuestros productos. Tratamos de reproducir con ingredientes de primera calidad y con un toque moderno, las recetas clásicas de la casa de la abuela. Cremas dulces, mermeladas, pestos y untables por un lado, pan, tartas y productos frescos por el otro. Con este proyecto queremos mantener viva la tradición y las recetas olvidadas (como el chorizo de higos), también informar a las personas y aumentar la conciencia sobre lo que comemos, utilizando ingredientes de cultivo ecológico y sobre todo locales. Hemos estado dando visibilidad a ingredientes poco conocidos y poco utilizados como el topinambur, que realmente es un ejemplo clarísimo de alimentos con valores nutritivos increíbles que por no estar de moda, se han ido perdiendo.

También a través de los talleres que hemos estado impartiendo, los retiros de yoga donde hemos cocinado queremos que todo esto sea un lazo hacía una mejor alimentación, un cocinar más consciente. 

Las nuevas generaciones, sobre todo las que viven en grandes ciudades, han perdido la herencia del pasado, el aprender a alimentarse cocinando tu propia comida. Ya no hay tanto tiempo para pasar tiempo en casa con la abuela y cocinar con ella. Esto es lo que tratamos de salvar, porque creemos firmemente en el concepto de que somos lo que comemos. Muchos, por falta de tiempo o ganas, ya no preparan sus comidas, compran todo ya pre hecho, alimentos de cuarta gama o hasta mandarinas ya peladas, tomates y fresas en cada momento del año. Este sistema de dieta no solamente es malo para nuestra salud, si no para el planeta. Es inutil tener una alimentación vegana para respetar la naturaleza si luego no comemos ingredientes locales y de temporada. Los cultivos masivos y en invernaderos son un gran problema de nuestra sociedad y esperamos poder transmitir a las personas la importancia de esta conciencia y colaborar con nuestro granito de arena hacía un mundo más sostenible. 

La Vestale va atravesar un cambio pronto, todavía no sabemos bien que nos reserva el futuro pero estamos trabajando en esto y esperamos que nos podáis seguir apoyando y motivando como habéis ido haciendo hasta ahora, si estamos aquí es también gracias a todes ustedes.


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